Cordura, por favor, llega a mí todo el tiempo. Te da por estar entre momentos de mi día, pero en la noche parece que escapas por la ventana, al mismo tiempo que contemplo las estrellas que, como crueles carceleros celestes, deslumbran mis pensamientos y emociones, dejandome indefensa ante la inclemente imaginación de una mente poderosa...
Alejandra Cárdenas
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