Camino a la luz
Entre todo lo que existe
y lo que está por ocurrir,
se encuentra el espacio
de los suspiros del viento,
que llevan entre una estela y otra
la sal de las olas,
que reseca las lágrimas;
aquellas que mojaron tus labios,
el día en que un atardecer morado,
de un desierto lejano,
rodó en las estelas del viento
la presencia y el recuerdo de aquél amor lejano,
que como tormenta de polvo,
exparció sus partículas llenando el ambiente,
de húmedos amaneceres y frios anocheceres,
donde estrellas y colores de inimaginables constelaciones,
lejanas al infinito,
embriagaron el sueño de una mente dormida.
Y en la ventana que permitía, a los ases de luz iluminar su travesía,
en el cielo se reflejaban los azules del mar, de viajeros con aletas de colores.
Y las gotas del cielo rodaron por la cara de una durmiente,
y con su sal mojar los labios, que el viento soño secar,
mientras en una dimensión paralela, unos labios besaban a aquella durmiente,
que tras una lágrima que cruzó por su rostro,
estaba por despedirse de aquél mundo, ahora irreal.
Alejandra Cárdenas
Comentarios