Vi tu rostro a contraluz.
El vitral reflejaba luces azules y amarillas en todo tu cuerpo, y aunque parecían muy alegres jugando con tu presencia, tú te veías apagada. ¿Por qué?
-¿Qué te molesta?- Te pregunté.
-Nada- Fue casi un susurro, y en un acto de rebeldía, me viste directamente a los ojos.
No soy adivino, y no puedo leer tus pensamientos, pero sé que te sentías profundamente decepcionada.
Tampoco soy muy bueno con las palabras, yo soy de esos que no sabe decir lo que piensa, y a veces, tampoco lo que siente, sin embargo, las palabras escritas me fueron dadas en retribución.
Para ti, que lees esto:
Nuestros cuerpos vibran a cierta frecuencia con respecto a los otros cuerpos, esta es una ley universal, y es lo que nos da la esencia de vida. Esas vibraciones se ven afectadas por todo lo que nos rodea, y por consiguiente, lo que nos produce en el alma.
Ayer vi como tu alma se sentía apagada, triste, lamentando sin saber que lamentar.
Y digo tu alma, porque eres buena escondiendo los sentimientos. Pero mala para ocultar tu presencia.
Resulta que tu presencia, está siempre en mis pensamientos. Constantemente te encuentro oculta en lo más recóndito de mis recuerdos, esperando ese momento adecuado para saltar en mis pláticas diarias, y ser omnipresente. No me es difícil sentir esos cambios en las vibraciones de tu aura.
Desconozco la razón, y no necesito conocerla. Esos brillos de rebeldía en tus ojos, de miedo, de mucho miedo, me emocionan.
Aprovecha, que el miedo no te deje nunca, es el único que permite el avance de vencer retos imposibles.
La soledad, será tu compañera, te aliviará, te tenderá siempre la mano y te mostrará mundos inimaginables. No le temas a la soledad de presencia, la compañía y los pensamientos de quienes más te quieren, están en cada instante. Palpitan a tu lado, se revolotean y son siempre parte de todas tus acciones.
Quienes te quieren, llegan a ti, a su manera. No estarán todo el tiempo contigo, les será imposible, pero su vibración en el universo, afectará a tu cuerpo, y por ende a tu alma, positivamente.
Yo estoy contigo, todo el tiempo. Te pienso en las sombras de mi imaginación, cuando quiero encontrar inspiración. Te sueño sencilla y frágil, como añoranza. Te veo en la realidad dura, fría, despreocupada; como en verdad quisieras ser. Eres como un algodón de azúcar, dulce y tierno, de colores escandalosos, para que todos noten tu presencia.
Quisiera que tú y yo estuviéramos juntos, pero sé, que por el momento ese deseo es más que utópico. Quiero verte crecer, y cuando yo crezca, encontrarnos, y ser grandes juntos.
Cuando te conocí, de alguna forma u otra, supe que no habría nadie más que me hiciera encontrar la omnipresencia fuera de mi Dios redentor. ¿Es que alguien vibra de la misma forma en que lo haces tú?
Eres única e irrepetible. Te reitero, la palabra hablada no se me da, pero estas líneas tal vez sí.
A excepción de ti, no hay nadie que haga vibrar mi alma con esa frecuencia tan bella como tu alma misma, y no es que lo esté buscando. No tiene caso, si ya te encontré.
Así como hoy estas triste, mañana serás una golondrina, y seguramente emprenderás un nuevo vuelo.
Si no es mucha molestia, dame la oportunidad de reencontrarte, cuando estos miedos que hoy te sofocan sean solo un recuerdo casi perdido, y las grandezas de tu alma sean tan amplias, que te sea imposible pasar de alto estas vibraciones que se mezclan entre tu mano y la mía, cada vez que se encuentran cerca, en sueños, en recuerdos.
Sinceramente: yo.
El vitral reflejaba luces azules y amarillas en todo tu cuerpo, y aunque parecían muy alegres jugando con tu presencia, tú te veías apagada. ¿Por qué?
-¿Qué te molesta?- Te pregunté.
-Nada- Fue casi un susurro, y en un acto de rebeldía, me viste directamente a los ojos.
No soy adivino, y no puedo leer tus pensamientos, pero sé que te sentías profundamente decepcionada.
Tampoco soy muy bueno con las palabras, yo soy de esos que no sabe decir lo que piensa, y a veces, tampoco lo que siente, sin embargo, las palabras escritas me fueron dadas en retribución.
Para ti, que lees esto:
Nuestros cuerpos vibran a cierta frecuencia con respecto a los otros cuerpos, esta es una ley universal, y es lo que nos da la esencia de vida. Esas vibraciones se ven afectadas por todo lo que nos rodea, y por consiguiente, lo que nos produce en el alma.
Ayer vi como tu alma se sentía apagada, triste, lamentando sin saber que lamentar.
Y digo tu alma, porque eres buena escondiendo los sentimientos. Pero mala para ocultar tu presencia.
Resulta que tu presencia, está siempre en mis pensamientos. Constantemente te encuentro oculta en lo más recóndito de mis recuerdos, esperando ese momento adecuado para saltar en mis pláticas diarias, y ser omnipresente. No me es difícil sentir esos cambios en las vibraciones de tu aura.
Desconozco la razón, y no necesito conocerla. Esos brillos de rebeldía en tus ojos, de miedo, de mucho miedo, me emocionan.
Aprovecha, que el miedo no te deje nunca, es el único que permite el avance de vencer retos imposibles.
La soledad, será tu compañera, te aliviará, te tenderá siempre la mano y te mostrará mundos inimaginables. No le temas a la soledad de presencia, la compañía y los pensamientos de quienes más te quieren, están en cada instante. Palpitan a tu lado, se revolotean y son siempre parte de todas tus acciones.
Quienes te quieren, llegan a ti, a su manera. No estarán todo el tiempo contigo, les será imposible, pero su vibración en el universo, afectará a tu cuerpo, y por ende a tu alma, positivamente.
Yo estoy contigo, todo el tiempo. Te pienso en las sombras de mi imaginación, cuando quiero encontrar inspiración. Te sueño sencilla y frágil, como añoranza. Te veo en la realidad dura, fría, despreocupada; como en verdad quisieras ser. Eres como un algodón de azúcar, dulce y tierno, de colores escandalosos, para que todos noten tu presencia.
Quisiera que tú y yo estuviéramos juntos, pero sé, que por el momento ese deseo es más que utópico. Quiero verte crecer, y cuando yo crezca, encontrarnos, y ser grandes juntos.
Cuando te conocí, de alguna forma u otra, supe que no habría nadie más que me hiciera encontrar la omnipresencia fuera de mi Dios redentor. ¿Es que alguien vibra de la misma forma en que lo haces tú?
Eres única e irrepetible. Te reitero, la palabra hablada no se me da, pero estas líneas tal vez sí.
A excepción de ti, no hay nadie que haga vibrar mi alma con esa frecuencia tan bella como tu alma misma, y no es que lo esté buscando. No tiene caso, si ya te encontré.
Así como hoy estas triste, mañana serás una golondrina, y seguramente emprenderás un nuevo vuelo.
Si no es mucha molestia, dame la oportunidad de reencontrarte, cuando estos miedos que hoy te sofocan sean solo un recuerdo casi perdido, y las grandezas de tu alma sean tan amplias, que te sea imposible pasar de alto estas vibraciones que se mezclan entre tu mano y la mía, cada vez que se encuentran cerca, en sueños, en recuerdos.
Sinceramente: yo.
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